Luis, el protector del anillo

Como si fuera una versión mala de la famosa trilogía inspirada en los libros de Tolkien, muchos culpan a Aragonés de querer destruir a El Señor de los Anillos. O más bien, de que ya se lo haya cargado. Pero yo lo veo sustancialmente distinto. Verán.

Aragonés, sabedor de que a los cracks en decadencia hay que cuidarlos, decidió después del Mundial de Alemania prescindir de Raúl. En parte, porque su nivel de juego ya no era el deseado. Pero en parte más importante, porque creía que Raúl debía estar en la Eurocopa de Austria-Suiza, y por ello no debía desgastarse ni física ni mentalmente bajo la presión de ser el capi de la roja. Con esto, Luis conseguiría que Raúl, como ya pasó con Zidane, Vieira, Thuram, Figo y muchos otros estandartes de numerosas selecciones, evitase la fase previa y partidos amistosos innecesarios. Algo que parece positivo a simple vista, pero que, en cambio, tiene muchas otras piedras en el arduo camino. Una de ellas, es que Aragonés se ve obligado a convocar a jugadores que quizás están peor que el siete madridista. Y otra, y más complicada de esquivar, es la prensa, que en cada convocatoria se le tira encima. Pero Luis quiere cumplir con su apuesta, y no va a ceder. ¿O no creen que le sería más fácil acallar bocas y convocar a Raúl, en vez de sufrir tanta presión mediática? Claro que le sería sencillo, se le allanaría el camino, pero el seleccionador estaría atentando contra su voluntad.

Esta es mi humilde interpretación de lo que ronda por la cabeza del Sabio de Hortaleza. Y aunque para algunos esa cabeza ya no sea la de un sabio, yo sigo apostando por Aragonés como seleccionador y por su aparente apuesta sobre Raúl, al quererle evitar el camino hacia la Eurocopa y darle un billete directo y sin escalas a Austria-Suiza. Es lo mejor. El siete estarás más descansado y la selección necesitará su presencia, aunque solo sea de puertas hacia adentro, en un campeonato tan importante. Vamos, que Luis siga protegiendo el anillo y que la roja llegue a Austria-Suiza con vuelo directo, que el capi les esperará ahí, como siempre, con el carro a punto para tirar de él.

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