Y se nos fue la paciencia...

La paciencia le alzó a lo más alto, pero, paradójicamente, esta virtud acabó con él. Frank Rijkaard, el paciente holandés, el caballero de Ámsterdam, el entrenador de la segunda Champions, se va del Barça y con él uno de los mejores ciclos, efímeros, eso sí, de la historia de este club.

Llegó con el cartel de novato en 2003 ante un panorama renovador. A los seis meses ya lo quisieron destituir, pero él, tan paciente y tan tranquilo, tal y como se fuma sus cigarrillos, aguantó. Luego, ya saben, una Liga y otra, y la Champions. Una copa que se ganó con su receta, la de la paciencia. Aquella virtud por la cual uno nunca baja los brazos y siempre guarda ese As bajo la manga que le llevará hasta la victoria. Frank, aquel entrenador recomendado por Cruyff, ya había hecho historia. Pero, una vez en lo más alto, mientras su mano derecha Ten Cate abandonaba la nave culé, sus discípulos, en especial los cracks, decidieron reírse de él. Rijkaard, fiel a su virtud, tuvo paciencia con ellos. Les dio mil y una oportunidades. Les creyó. Pero nada, ya era muy tarde y la paciencia, aquella fórmula mágica que había sido la clave del Samba Team, ahora se le giraba en contra.

Frank nunca levantó la voz. Se cargó el muerto a sus espaldas y, a su lado, ya no estaba Ten Cate para ladrar a aquel crack que moría de éxito mientras el Barça enterraba un ciclo. Finalmente, un fatídico siete de mayo en Madrid, Rijkaard se entera, cigarro en mano y sin inmutarse, que ha sido nominado para abandonar la que era su casa. Él, caballeroso, aceptó la decisión con total nobleza.

Quizás no sea el mejor entrenador del mundo tácticamente hablando. Quizás no vuelva nunca más a cosechar todo lo que ha conseguido con el Barça. Pero Frank se puede ir con total tranquilidad, no lo dudo, y una maleta azulgrana llena de buen juego y tres títulos importantísimos. Aunque eso es lo de menos, porque si Rijkaard ha calado hondo en can Barça ha sido por dos lecciones vitales que nos ha dado a todos. La primera es que en la vida hay que ser un caballero. La segunda, como no, es aquella que postula que solo siendo paciente uno puede obtener cuanto desee siempre que haya ilusión y esfuerzo. ¡Ah! Y Frank también nos ha dado otra lección, pero esta por defecto: a los cracks ni agua, no vaya a ser que te pidan vino.

Buen viaje holandés. Y recuerda, sé paciente.

publicado tamibén en Debate21

4 goles:

Pol Gustems dijo...

Cuanto en falta hecho a Henk Ten Cate el bueno de Rijkaard. Neeskens no se ha hecho ni notar. Yo el único reproche táctico que tengo para Frank es el no hacer los cambios antes, el esperar tantísimo a introducir variaciones y el dar poquitos minutos a según qué jugadores. Pero bueno, el fallo ha estado en el vestuario, que le ha explotado.

Ahora sólo queda despedirle como se merece, como el entrenador que nos dio la segunda champions, y esperar que con Pep las coas vayan bien.

Saludos!

Anónimo dijo...

Un caballero del fútbol. Siempre le recordaremos con agrado. El público del Nou Camp debe despedirle con una gran ovación. Un abrazo.

Álvaro dijo...

Vino con el cartel de novato y se marcha con el cartel de un gran entrandor,te echarémos mucho de menos en España.

¿Te gustaría intercambiar links?Si aceptas pasate por www.hablemosdfutbol.blogspot.com y me lo notificas.

Saludos.

AD dijo...

gracias por todo frank, pero todo acaba
ahora se viene pep, todas las mejores para el

saludos

devo