La tarde en la que me enamoré de Nasri, no era Zidane

A finales de mayo, publicaba en este blog un post sobre el Proyecto 2008 que debería llevar a cabo el Barça. En él nombraba a un tal Nasri, como suplente de lo que debería ser una máquina de fabricar fútbol.

Era una tarde de agosto, soleada, allá por la eterna Roma. Después de un día de andar por las antiguas calles romanas, volví al hotel. Cansado, me estiré a la cama con ganas de dormir. Antes, encendí el televisor para ojear un poco esos innumerables canales que poseen los hoteles. En uno de ellos se disputaba un partido de pretemporada entre el OM y otro equipo. Entre los 22 jugadores hubo uno que me despertó de golpe y me enganchó al televisor, olvidando la gran caminata que había realizado horas antes. Era Samir Nasri, un chico que ya a primera vista destacaba por sus amarillas botas fosforescentes. Rodeado de tres rivales, los gambeteó como quien no quiere la cosa. Pensé que quizá había sido casualidad, fortuna…Pero me seguí fijando en él, y otra vez, y de nuevo otra delicia de jugada. Me enamoró. Su velocidad, su balón pegado al pie, su manera de entender el fútbol (sabía cuando no debía darla, cuando debía y cómo hacerlo) y su juventud.

Días después, de vuelta a casa, lo primero que hice fue buscar vídeos suyos en internet. Era la prueba definitiva. Allí descubrí que tenía chute, que poseía una gran visión del espacio y que tenía mejor toque del que creía. Todo ello me llevó a pensar que ese joven debería aterrizar algún día en nuestra Liga, con el deseo propio, lógicamente, que fuera en Can Barça.

Pero en ningún momento pensé que Nasri era un proyecto de Zizou, ni por asomo. Zidane juega pausado, Nasri es eléctrico. Zidane debe organizar el juego de su equipo, Nasri debe desequilibrar. Zidane no encara, espera; Nasri busca el regate…Zidane debe jugar en el centro, Nasri pegado a la banda…Pequeñas diferencias entre uno y otro que solo constatan que el único parecido que tienen ambos es su origen.

Si el Madrid ficha a Nasri acertará, no lo duden. Pero si lo ficha para ser Zizou II habrá cometido un gran error. Porque decir que este joven francés es una réplica del estandarte de Francia en los últimos diez años es un invento de la prensa para atraer, vender; pero sobre todo para embobar al gran público.