Una samba que desafina


Once Dungas contra una Argentina desubicada, imprecisa, sin patrón ni marinero. Una final con un exagerado marcador, tan exagerado como el juego a la italiana que nos mostró la canarinha dirigida por aquel mediocampista carioca, y a la vez tan poco brasileño, que alzó el Mundial del 94. Léase Dunga. El seleccionador que ha cambiado el estilo y hasta la idiosincrasia de la seleçao.

La imagen que ha exhibido Brasil en esta final de la Copa América es un retrato perfecto de lo que quiere su entrenador. Destruir el juego del rival, no crear. Contraataques rápidos, letales y sin perdonar. Ser un bloque de obreros trabajadores, no una anarquía de once Globber Trotters. ¿No les suena esta melodía a otra del pasado verano? A mí esta samba brasileña me suena tan mal como la mandolina napolitana. Dan resultado, sí; pero perjudican a los sentidos.

Y aún perjudica más cuando es Brasil, aquella selección que siempre había estado a las antípodas de los italianos, los que ahora consumen su misma droga. Será que en el fútbol, los extremos también se tocan.

¡Ah! Me olvidaba. Ronaldinho que se olvide de la selección. Primero, porque no tiene cabida en este juego que quiere practicar Dunga. Segundo, porque sería muy perjudicial para él, y en consecuencia para el Barça.

2 goles:

zaragocista dijo...

Una samba que desafina y que es campeona de la Copa América. Triste realidad. Hata Brasil se moderniza....

Indiana Shones dijo...

Es mala noticia que Brasil traicione su juego creativo. A partir de ahora, probablemente viviremos unos años de tormento futbolístico. ¿Quién se va a atrever a arriesgar lo más mínimo?

Un saludo.