Dos semanas sin Liga, dan mucho para pensar. Mientras en el resto de Europa ya apuestan en quién ganará el campeonato la temporada que viene, nosotros aún estamos impacientes en conocer el desenlace de este. Pero, no estaría mal, que los presidentes y directores técnicos empezaran a echar el ojo y a cerrar acuerdos, ni que sea con una simple encajada de manos.
El Barça, gane o pierda la Liga, debe cambiar. Se ha terminado un ciclo…de jugar, de sistema, de jugadores importantes. Pero ello no indica que hayan finalizado los éxitos. Porque el problema está en como reanudas un nuevo ciclo, no en su final.
Lo primero que debe tener presente la directiva culé es quién dirigirá el timón del nuevo proyecto. Todo indica a que será Rijkaard, el paciente holandés. Una vez tomada tan importante decisión, cabe determinar el modo en el que se desea jugar. Sin duda, el 4-3-3 debe pasar a mejor vida, porque una retirada a tiempo es una victoria. Es un sistema que ha dado unos frutos exquisitos, pero que ya ha caducado. El nuevo Barça debería apostar por un 4-2-3-1. ¿Por qué? Los jugadores que tenemos en plantilla a día de hoy y algunas nuevas incorporaciones que el medio campo pide a gritos, lo justifican.
Así, la alineación sería: Valdés (no es santo de mi devoción, pero no debemos gastar esfuerzos en otro portero); Zambrotta, Puyol, Márquez (si recupera el nivel de 2006, cuando era el mejor central del mundo) Abidal (parece que ya está pactado); Xavi, Albelda/ Xabi Alonso/ Essien/ Sissoko/ Obi Mikel (cualquiera de ellos debe ser el nuevo destructor del Barça); Ronaldinho (un diamante que no debemos dejar escapar, ¿creen realmente que ya ha ofrecido todo su fútbol?), Iniesta (el nuevo media punta español), Messi (presente y futuro, la joya de la cantera); Eto’o.
Quizás no les parecerá una alineación muy renovada, pero es que el proyecto debe basarse en un cambio de sistema y mentalidad, no en sus jugadores, que si por algo destacab es por su juventud. El Barça seguiría jugando al tiki-taka, pero a la hora de defender sería mucho más fuerte, con un barredor de verdad en el medio del campo, apoyado por tres medias puntas a las que hay que hacer entender que la defensa empieza en la portería rival.
Como suplentes de lujo: Forlán, Thuram, Jorquera (si se marcha, subiría a Rubén del desaparecido “B”, Bojan, Dos Santos, Sylvinho, otro lateral, un mediocentro de consistencia, Gudjonhsen, Nasri (una joven promesa del OM, que apunta maneras. Muchas). Las bajas, por lo tanto: Motta, Edmilson, Gio, Saviola Giuly, Belleti, Ezquerro y ¿Deco? Sí, leen bien. Ha sido nuestro motor, la metáfora de que el juego del Barça debía ser Jogo Bonito con fuerza en el centro del campo. Ahora, el motor necesita recambio: pondremos uno con mucha más fuerza, y luego, si eso, que juegue bonito.
Este es un boceto del Barça 2008. Aquel que debe ser recordado por saber cambiar de un ciclo gloriso a otro mucho más. Y es que si hay algo difícil en este mundo es saber afrontar las nuevas etapas. Sino, pregúntenselo a Cruyff.
El Barça, gane o pierda la Liga, debe cambiar. Se ha terminado un ciclo…de jugar, de sistema, de jugadores importantes. Pero ello no indica que hayan finalizado los éxitos. Porque el problema está en como reanudas un nuevo ciclo, no en su final.
Lo primero que debe tener presente la directiva culé es quién dirigirá el timón del nuevo proyecto. Todo indica a que será Rijkaard, el paciente holandés. Una vez tomada tan importante decisión, cabe determinar el modo en el que se desea jugar. Sin duda, el 4-3-3 debe pasar a mejor vida, porque una retirada a tiempo es una victoria. Es un sistema que ha dado unos frutos exquisitos, pero que ya ha caducado. El nuevo Barça debería apostar por un 4-2-3-1. ¿Por qué? Los jugadores que tenemos en plantilla a día de hoy y algunas nuevas incorporaciones que el medio campo pide a gritos, lo justifican.
Así, la alineación sería: Valdés (no es santo de mi devoción, pero no debemos gastar esfuerzos en otro portero); Zambrotta, Puyol, Márquez (si recupera el nivel de 2006, cuando era el mejor central del mundo) Abidal (parece que ya está pactado); Xavi, Albelda/ Xabi Alonso/ Essien/ Sissoko/ Obi Mikel (cualquiera de ellos debe ser el nuevo destructor del Barça); Ronaldinho (un diamante que no debemos dejar escapar, ¿creen realmente que ya ha ofrecido todo su fútbol?), Iniesta (el nuevo media punta español), Messi (presente y futuro, la joya de la cantera); Eto’o.
Quizás no les parecerá una alineación muy renovada, pero es que el proyecto debe basarse en un cambio de sistema y mentalidad, no en sus jugadores, que si por algo destacab es por su juventud. El Barça seguiría jugando al tiki-taka, pero a la hora de defender sería mucho más fuerte, con un barredor de verdad en el medio del campo, apoyado por tres medias puntas a las que hay que hacer entender que la defensa empieza en la portería rival.
Como suplentes de lujo: Forlán, Thuram, Jorquera (si se marcha, subiría a Rubén del desaparecido “B”, Bojan, Dos Santos, Sylvinho, otro lateral, un mediocentro de consistencia, Gudjonhsen, Nasri (una joven promesa del OM, que apunta maneras. Muchas). Las bajas, por lo tanto: Motta, Edmilson, Gio, Saviola Giuly, Belleti, Ezquerro y ¿Deco? Sí, leen bien. Ha sido nuestro motor, la metáfora de que el juego del Barça debía ser Jogo Bonito con fuerza en el centro del campo. Ahora, el motor necesita recambio: pondremos uno con mucha más fuerza, y luego, si eso, que juegue bonito.
Este es un boceto del Barça 2008. Aquel que debe ser recordado por saber cambiar de un ciclo gloriso a otro mucho más. Y es que si hay algo difícil en este mundo es saber afrontar las nuevas etapas. Sino, pregúntenselo a Cruyff.
1 goles:
Ustari remataria un equipazo.
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