Como si de una rabieta de niño se tratara, Romário no ha parado hasta conseguir su gol 1000. Ha cruzado el planeta de punta a punta, desde Qatar a Miami pasando por Europa, haciendo siempre eso que nadie como él sabe hacer: goles. Y no solo eso, sino que cuando Romário era O Rey Romário, sus tantos eran espectaculares. Hasta el punto de que Jorge Valdano, sabia cabeza futbolística, le calificó de “dibujo animado”. O Baixinho marcaba, pero encima lo hacía bonito: vaselinas, colas de vaca…efectividad al 100% en forma de show.
Campeón de un Mundial con Brasil en 1994, siempre ha destacado por sus affairs nocturnos (dicen que no podría ser de otra manera, porque solo así rinde…¿cansharo?) y por sus malas relaciones con sus clubes. Ha sido un jugador hecho a si mismo, que solo ha vivido para el gol y con el gol. Nunca le ha importada ninguna cosa más. Bien, una sí: la Canarinha. ¿Quién no recuerda sus lágrimas cuando no pudo ir al Mundial de Francia ’98?
Así ha sido de grande este pequeño delantero, capaz de paralizar a todo el universo con su gol milenario. Él ha sido simplemente eso, el gol…la salsa del fútbol.
Campeón de un Mundial con Brasil en 1994, siempre ha destacado por sus affairs nocturnos (dicen que no podría ser de otra manera, porque solo así rinde…¿cansharo?) y por sus malas relaciones con sus clubes. Ha sido un jugador hecho a si mismo, que solo ha vivido para el gol y con el gol. Nunca le ha importada ninguna cosa más. Bien, una sí: la Canarinha. ¿Quién no recuerda sus lágrimas cuando no pudo ir al Mundial de Francia ’98?
Así ha sido de grande este pequeño delantero, capaz de paralizar a todo el universo con su gol milenario. Él ha sido simplemente eso, el gol…la salsa del fútbol.
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