En cuanto a los cambios tácticos, dar todas mis felicitaciones a Rijkaard. Guddy triunfó en el centro del campo, jugando bien de cara, de espaldas y todo ello al primer toque; mientras robaba algún que otro balón, cortando así el contraataque escocés. Y por delante del islandés actuó el de la fiesta canarinha, que jugó un partido serio, buscando pases imposibles y combinando a la perfección con sus compañeros. ¿Por qué de media punta? Pues porque Ronaldinho no está para despuntar, ni tiene la potencia de antes; por eso aplaudo la decisión de aprovecharlo en estático, que es, a día de hoy, como hace más daño. Y si echamos un vistazo atrás, he encontrado acertada también la decisión de situar a Thuram de central y devolver a Puyol, por un partido, a la posición que le hizo grande, la de lateral. De esta manera, el francés podía evitar los ataques aéreos clásicos del fútbol de esas tierras, y el catalán anulaba, mejor que el galo, cualquier contraataque veloz de los de Glasgow.
Ante tanto halago, si debo echarle en cara a Rijkaard una decisión, la de los cambios. Solo ha realizado uno, y a falta de diez minutos del final, lo que considero un error porque algún que otro jugador ha mostrado colapso ya a mediados de la segunda parte. La frescura, nunca va mal. Como tampoco ha ido mal este punto, ni este Barça, que cada día me gusta más a domicilio en Champions. Lo definiría como oficioso, maduro…no como hace un año, cuando era un equipo prepotente, creedor que dando dos pasos ya ganaría sin despeinarse. Ahora, en cambio, si hace falta se despeina. ¡Qué gran diferencia!