Cuando uno no sabe qué contar ya...

6 goles

Llega un momento en el que uno ya no sabe qué escribir, qué decir, cómo analizar o cómo, simplemente, poder animar a lo más pesimistas. La Liga, y en especial para el Barça, se ha vuelto en un juego de despropósitos. Los hombres de Frank Rijkaard (porque supongo que siguen siendo hombres y que siguen estando a las órdenes del paciente holandés) ni saben, ni quieren, ni pueden. No saben cómo ganar más de dos partidos seguidos. Tampoco parece que quieran poner la pierna cuando hace falta para evitar cualquier remontada. Y, por consecuente, no pueden conseguir ninguno de los objetivos por los que aspiran en los que, para colmo de males, son favoritos.

Lo más normal sería que dijera que no hay Liga y que el Barça, como decían todas las portadas este domingo, es vergonzoso. Pero algo me dice que este equipo aún aspira, sea merecedor de ella o no, a esta Liga que, como comenté hace dos semanas en este blog, está más cerca del Mediterráneo que de la capital. ¿Del Barça? No. Miren a la Plana, verán un submarino, ya se asoma.

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Laporta: entre el político y el presidente

8 goles

Uno puede creer, pensar, opinar o sentir que Cataluña es un país, una región, una comunidad, una nación o hasta un estado. Pero si uno es presidente del Barça, uno nunca puede decir, opinar, asegurar, expresar, apuntillar o hasta afirmar con rotundidad sus sentimientos políticos o territoriales. ¿Por qué? Pues porque simplemente el Barça es més que un club, un club que representa a independentistas catalanes, nacionalistas españoles y hasta gente que ni siente ni padece por su territorio. El Barça debe ser una bandera del fútbol limpio, bonito y ganador; olvidando y dejando a un lado cualquier referencia política que pueda escocer hasta al último aficionado residente en Nueva Zelanda.

Parece que Jan, que permite cualquier acto independentista en pleno Camp Nou, que obliga a sus benjamines a retirarse ante el himno español, y que asegura que Cataluña es un país situado entre España y Francia, no ha entendido que ser presidente del Barça es difundir los colores de una bandera por todo el mundo, sí, la azulgrana. Ninguna otra. Porque Laporta, que juega a ser político y, a veces, presidente de una entidad deportiva, parece que no ha entendido que si el Barça es més que un club es porque su escudo lo forman, en definitiva, la bandera española, la senyera, la de Francia y la del Tibet. Jan, siente lo que quieras, pero calla.

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Entre dos redes

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Víctor Valdés vive entre dos redes. Una le oprime, la otra le libera. El actual portero azulgrana es el epicentro de uno de los debates más tormentosos que la parroquia culé está librando en los últimos años. Y es que mientras unos aseguran que es, sin duda, el mejor guardameta del mundo; otros ponen en tela de juicio que tenga nivel para defender la portería del Barça. ¿Cómo pueden existir opiniones tan distantes sobre un mismo jugador?

A mi parecer, el extremismo de este debate tiene su causa en que Valdés, por carisma y por encima de cuestiones futbolísticas, o entra por los ojos o se le rechaza por su mirada. Por tanto, los que le adoran lo elevan todo él al séptimo cielo, mientras los que le odian lo bajan a lo más profundo del infierno. Veamos, una vez situados en cada una de las redes que rodean al guardameta azulgrana, que argumentan unos y otros.

En una red, los defensores a ultranza de Valdés destacan su efectividad en disparos de media distancia y sus salidas en el uno contra uno, que ha mejorado sobradamente en las últimas temporadas. Además, a todo esto le suman su concentración, ya que suele parar ese único disparo del equipo rival en el último minuto de partido. Y como baza, siempre recurren a la final de París, donde le paró tres claras ocasiones a Henry.

En la otra red, los que sentarían a Valdés en el banquillo, pero de otro equipo, aseguran que Víctor nunca ha salvado partidos como lo hace Casillas, y que es inefectivo desde los disparos cercanos. En cuanto al reconocimiento de Valdés, éstos recuerdan con insistencia que ya suficiente se ha hecho no recriminándole nunca su “escapá” cuando Van Gaal lo relegó al banquillo, sus numerosos penaltis provocados en salidas locas en sus inicios o las “cagadas” históricas como en los partidos contra el Liverpool o el balón regalado en bandeja a Villa. Y si les hablan de la selección, estos afirman con rotundidad que hay, sin dudarlo, cinco porteros españoles que están por encima de Valdés; y que si ganó el Trofeo Zamora, en parte, fue porque juega en un equipo que tiene durante gran parte del partido el balón y, consecuentemente, solo le crean un par de ocasiones por encuentro. ¿Y la final de París? Pues con ironía, los anti-Valdés aluden a lo fallón que está siendo Henry esta temporada para demostrar que, en aquel partido, el portero azulgrana tampoco realizó grandes intervenciones.

Entre estas dos redes se encuentra Víctor Valdés. Tan querido como odiado. Tan calmado como provocador. Tan salvador como culpable. Dicen, los que confían en él, que desde Zubi nadie duraba tanto en la portería del Barça. Comentan, los otros, que Valdés sigue ahí gracias a la confianza eterna del cuerpo técnico y de la directiva. Sea lo que fuere, yo creo que no es prioritario en el Barça fichar a un portero. Ahora bien, si viniera un gran guardameta a precio de saldo, bienvenido sea.

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...Y es la liga loca...

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...Pancho Céspedes le cantaría así a esta liga que, por mucho que lo crean, no tiene dueño. Y no lo digo porque el Madrid la vaya a perder en favor del Barcelona, no. Yo voy más allá y les confieso que creo que esta Liga puede terminar en manos hasta del Villarreal. ¿Se me ha ido la olla? No. Como todo en esta vida, ya lo dice reiteradamente Rubén Uría, el fútbol son estados de ánimo. Y si recurrimos a ellos, concluiremos que Barça y Madrid, ahora mismo, podrían poner la liga en manos del submarino amarillo. Porque los blancos están regalando el título al Barça, y los azulgrana, como no lo quieren, se lo relegarán a los de la Plana. Es un tipo de locura en el que ha entrado la zona alta de la clasificación.

Me recuerda esta Liga al Mundial de Fórmula 1 del pasado año. El Madrid es Hamilton, el Barça Alonso y el Villarreal Raikkonen. Los dos primeros van haciendo la guerra por su cuenta, dándose oportunidades desaprovechadas, hasta que al final, sin tenerlo en cuenta, aparece un tercer invitado a este circo, y se lleva el premio. Quizás exagere en este paralelismo, pero visto lo visto las últimas jornadas, no me parecería tan extraño que el Villarreal se llevara esta Liga.

Quedan diez jornadas, y algo me dice que el Madrid solo sumará la mitad de los puntos que quedan por disputarse. Detrás, recibiendo tal regalo, están el Barça y un camuflado submarino. Los primeros son tan irregulares que serían capaces de ofrecer a los de Pellegrini tal obsequio. Allá ellos, pero si quieren saber por anticipado como puede terminar este campeonato que echen la vista atrás y miren el último GP de F1. Encontrarán a dos supuestos aspirantes al título que tienen que acabar aplaudiendo a un tercero que sin hacer ruido se colaba en el primer puesto. Es difícil que se cumpla tal profecía, pero todo esto es posible en, como diría Pancho Céspedes, esta liga loca…

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Lo que hay que saber de Henry

4 goles

Domingo, 23:20 de la noche. Pires sale del vestuario y se acerca a la zona mixta del Camp Nou. Allí, preguntado por su amigo Henry, dice no saber nada de él y cree que el galo se ha ido a casa, aunque, eso sí, con talante francés, Tití le ha dejado la camiseta del partido bien doblada. Los medios siguen insistiendo a Pires que “raje” sobre Henry, hasta que el ex del Arsenal asegura que “si digo que Henry está bien en el Barça, mentiría”. Bien, ya tenemos el titular, ahora falta analizarlo.

Primero de todo, ¿alguien ha dicho que Henry esté al 100%?. Segundo ¿Es tan extraño que un futbolista se vaya enfadado después de que su equipo haya perdido y él haya sido sustituido en un mal partido? Ambas respuestas son bien claras. Ni Henry está pudiendo dar lo mejor de sí ni es tan raro que el otro día se fuera enfadado a casa. Es cierto que el francés, que aún no se ha acomodado en can Barça, nunca había sido sustituido con tanta asiduidad, como afirmó Pires, ¿pero creen que eso es lo que molesta a Henry?

Tití sabe que no es el de hace un año y medio. Él, más que nadie, entiende sus sustituciones, y si se fue cabreado del Camp Nou el pasado domingo fue, simplemente, porque no se acaba de reencontrar con aquel que fue. Quizás por el sistema de juego azulgrana, o porque no está en su posición natural o, a lo mejor, porque su cuerpo ya no es el de antaño. Pero les aseguro que Henry no entiende de sistemas, tácticas o posiciones. El 14 del Barça es un crack que, sí, juega al galope, de acuerdo, pero tiene un amor por el fútbol que le hace estar por encima de cualquier pizarra. Él lo que quiere es volver a ser El Mago, aquel que decidía un partido (ya lo ha hecho este año) con un carrerón desde medio campo o con un chute cruzado. Y para eso, solo le falta creen en sí mismo, ajustarse a sus capacidades y necesidades actuales, y seguir acariciando la pelota como solo él sabe hacer.

No nos hará creer Pires que Henry no está a gusto en el Barça. No es eso. A Tití, lo que le pasa es que no se siente el crack de antes. Quizás, es verdad, por un cúmulo de distintos factores (sistema, posición, físico, edad, lesiones…), los cuales no podrán evitar que el galo siga buscando aquel camino que le lleve a provocar la ovación del público en cada acción.

No se crean nada. Henry el domingo se fue a casa enfadado, sí, pero porque es el primer crítico con él mismo, siempre lo ha dicho. Estudia los partidos, se estudia a él mismo y no se gustó contra el Villarreal. Nada más lejos de la realidad. Ni sustituciones ni sistemas, a Tití lo que le pasa es que le molesta no poder ofrecer lo máximo en las filas de un club, para muchos el mejor del mundo, que confía plenamente en él. S'il te plaît, tais-toi, Pires…Cállate.

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Veo un hilo de esperanza

6 goles

Si no fuera porque todavía tenemos que visitar el Bernabéu, mi esperanza por la Liga sería nula. Pero he aquí que hay un pequeño hilo, un destello, hay algo, quizás una corazonada, que me dice que el Barça va a llevarse los tres puntos de Chamartín. ¿Y qué son tres puntos frente a ocho de distancia? No son nada si el Barça no se dedica a ganarlo todo hasta la gran cita en Madrid. Los de Rijkaard no deben dejar escapar ningún punto, y pueden hacerlo, porque los rivales son asequibles. Si cumplen, la distancia con los de Schuster cuando los azulgranas lleguen al Bernabéu será como máximo de cinco puntos. Que ese día se quedarán en dos y ya tendremos dos jornadas de infarto por delante.

Quizás intento ser positivo en una jornada en el que todos sabíamos que el PSOE ganaría las elecciones y que el Villarreal puntuaría en el Camp Nou. Las previsiones se cumplieron, y la Liga es más blanca que azulgrana; pero aún tiene que llegar ese 6 ó 7 de mayo en el que el Barça asaltará, estoy seguro, un estadio que siempre se le ha dado bien en momentos difíciles. El Bernabéu decidirá la Liga, y todo gracias, o por culpa, de dos mísiles de un submarino amarillo que, hasta el momento, ha sido el mejor equipo que ha pasado por el Camp Nou esta temporada.

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Una de libros

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FÚTBOL. LA VIDA EN DOMINGO


Autor: Pablo Nacach
Editorial: Lengua de trapo
Páginas: 165
Precio: 16,85 €

Si uno busca revivir esos partidos de la infancia en el parque o, simplemente, quiere llegar a sentirse el mejor jugador, técnico o aficionado del fútbol desde el mismo sofá de casa, solo debe leer “Fútbol. La vida en domingo”. El libro de Pablo Nacach imbuye al lector en un análisis histórico, filosófico, antropológico, sociológico y, lógicamente, futbolístico del deporte rey. Una obra maestra en la que el autor recorre todos los aspectos del fútbol: cómo uno empieza a querer este deporte, las hinchadas, el dopaje, su sociabilidad y sus términos más característicos. Y además, es un perfecto ensayo que refleja, a través del deporte, las reflexiones y pensamientos del autor sobre la sociedad que nos rodea.

El libro gira y evoluciona en torno al fútbol total, aquel en el que la calidad prima por encima del músculo y que siempre han defendido Cruyff y Menotti. Desde este ángulo, se puede descubrir este ensayo como una crítica a la desnaturalización del fútbol, a todo aquello que lo quiere convertir en una farsa en vez de en un gran juego. Es por eso, que “Fútbol. La vida en domingo” le hace sentir a uno, por momentos, que este deporte es un juego utópico, en el que el negocio o el dinero no existen; aunque, desgraciadamente, no sea así.

Leyéndolo poco a poco, los amantes del fútbol reconocerán como propia cada expresión, cada palabra. Y en él, los desentendidos de este deporte podrán entender, por fin, porque para gran parte de la sociedad, un domingo sin fútbol, no es un domingo.

El sentido de las rotaciones

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La derrota del Barça en el Calderón ha reabierto un nuevo debate entre el entorno azulgrana con un presunto culpable. Se trata de las rotaciones y el blanco de críticas es Frank Rijkaard.

Gozando de una plantilla con tanta calidad en sus botas y sabiendo, por desgracia, que físicamente este no es el mejor equipo del mundo, las rotaciones sí tienen un sentido. Para muestra, un botón. A Xavi, por ejemplo, las rotaciones le fueron de perlas. A Deco más de lo mismo. ¿Pero a Messi? No, a Messi no le hacen falta rotar. Pero tampoco el Barça lo necesita, ya que el equipo todavía se resiente más de tener en el banquillo al astro argentino. Es en este punto donde las rotaciones no tienen sentido.

No sé si hubiéramos ganado contra el Atleti con la presencia de Messi, pero lo que sí sé es que con La Pulga empezando el encuentro desde el banquillo perdimos los tres puntos. Messi no puede rotar. El Barça no se puede permitir ese lujo. Porque el lujo es tener a Leo en el campo. Él es el jugador más desequilibrante del mundo. El jugador que debe salvar los muebles al Barça en los momentos difíciles.

¿Rotaciones? sí. ¿Todos? no. Y es que el propio Neeskens delataba al cuerpo técnico cuando antes del partido contra el Atleti reconocía que Messi descansaría porque le tocaba a él. ¿Es el Barça a caso un equipo de primero de EGB donde deben jugar todos por igual? Rijkaard debería saber, que mire los casos de Xavi o Deco, que rotar sirve para dar descanso, para dar un toque de atención a un futbolista que pasa un mal momento. Pero no se trata de buscar que todos los jugadores jueguen, o descansen, por un igual. Con Messi las rotaciones carecen de sentido. El argentino no se lleva bien con los banquillos, y estos no lo quieren ver sentado. Bueno, quizás sí, pero en la última jornada del campeonato y cuando, ojalá, el Barça ya haya ganado una Liga que, créanme, sigue muy viva.

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